D. Tomás de Yriarte
Oficial Traductor de la primera Secretaría de Estado y del Despacho, Archivero general del Supremo Consejo de Guerra. Su ingenio, su fecundo numen, y notorios talentos, lo han hecho muy celebre, desde los primeros años de su juventud, dentro y fuera de España, por sus elegantes obras poéticas, su gusto y conocimiento de la Música, su inteligencia en diferentes lenguas, su critica y literatura: sin que hayan sido bastantes para disminuir su crédito literario, las sátiras atroces y groseras con que lo han intentado difamar algunos.

Imprimió el Señor Yriarte, por subscripcion, la Colección de sus obras en verso y prosa, en la imprenta de Benito Cano, año de 1787:
Tomo I. Contiene las Fabulas literarias, y el Poema de la Música.
Tomo II. Contiene varias Poesías de diferentes géneros y metros. Once Epístolas, la mayor parte satíricas, en las que se retratan y censuran algunos vicios, particularmente de los Literatos. En la III que es respuesta a un amigo, que le instaba a que sacase a luz algunas composiciones, empieza así:
La carta, en que el proyecto me sugieres,
De dar a luz alguna obrilla mía,
Que con benigno voto aprobar quieres,
llegó a mis manos, Fabio, el otro día,
Quando me levantaba cabalmente,
No con el entusiasmo y alegría,
Que en ciertos ratos un poeta siente,
Sino con mal humor, melancolía,
Severo enojo, y tedio impertinente.
La imagen del descrédito, disgustos,
Persecución, abatimiento, sustos,
Que un miserable Autor aquí tolera,
Se me ofreció tan viva a la memoria.
Que empezé a discurrir de esta manera.
O por el interés, o por la gloria,
Los ingenios se animan. Pero, en suma,
¿Que gloria, que interés nos da la pluma?
A la verdad que a un mero Literato,
Las Letras solas no darán un plato,
No digo de faisanes y compotas,
Pero ni aun de sardinas o bellotas.
Si el infeliz no tiene
Mas facultades que las tres del alma,
Ni mas caudal que el de sabiduría,
Beberá el agua clara de Hipocrene,
En vez de chocolate y malvasía:
Será su lecho blando;
Y el cordellate apreciará algún día,
Como el paño mejor de S. Fernando.
Yo nunca he visto, en Dios y en mi conciencia,
Las gratificaciones,
Los distinguidos puestos, las pensiones,
Con que en este Madrid se diferencia,
El que decora a Tácito, y Virgilio,
Del que masca en Breviario, y el Concilio.
Veo si con galones, mesa, y coche,
Al que firmar su nombre sabe apenas;
Mientras alguno en últimos faenas,
A la luz de un candil pasa la noche,
Rodeado de Servios, y Macrobios,
Vosios, Erasmos, Grevios, y Gronovios.
El menor mal del que a estudiar se inclina,
Es que olvidando a Cicerón, y Horacio,
Logre la ocupación de una Oficina,
Y en dos horas farfulle un cartapacio.
Trueque el estudio de artes, y de idiomas
Por aquellos científicos axiomas:
Con el Fiscal; y pase a Escribanía:
Pídase informe a la Contaduría:
Únase al Expediente:
Examínese si hay antecedente:
Acúsese el recibo:
Y entréguense los autos al Archivo.
Con esto un hombre, por lo menos, pasa;
Y si tanto le acosa el hado impío,
Que, estando el siglo como está, se casa,
Socorre a su Viuda un Monte-pío;
Y de todas maneras mejor dote.
La dará, que un Poeta, un Tagarote.
Los tesoros y dádivas, que acopia
Amaltea en su bella cornucopia,
No alcanzan a los súbditos de Apolo:
No: con laureles se contentan solo.
Y en que buena Republica hay oficio,
Que a los que le profesan no alimente,
Y les sirva de fondo vitalicio?
Pero el decoro pide que no rente
Al Escritor, ni un quarto, su exercicio.
Es Arte liberal, noble tarea,
Que ningún estipendio,
Si no el de aplausos y de honor codicia.
Bien noble y liberal es la Milicia;
Y no hay, con todo, General que crea
Que de su profesión es vilipendio
Acudir muy puntual por su mesada,
Aunque dexe al morir virgen su espada.
Ello es, que en este suelo, en esta era,
La difícil carrera
De las Letras Humanas nada vale...
Ensayo de una biblioteca española de los mejores escritores del reynado de Carlos III / Por D. Juan Sempere y Guarinos ..
En Madrid : En la Imprenta Real, 1785-1789