18 junio, 2011

Cita de Séneca

"No importa que cantidad de libros tienes, lo que importa es su calidad."
Séneca

10 junio, 2011

La Imprenta Griega y Hebrea


Cuando, hacia 1490, Aldus Manutius decidió basar su negocio en la edición de autores griegos, su primer problema fue la creación de un juego de tipos griegos. La frecuente aparición de palabras griegas en la correspondencia de Cicerón había obligado desde el principio a los impresores a añadir letras griegas a sus cajas, como hicieron Peter Shöffer y Sweynheym y Pannartz en fecha tan remota como 1465. Generalmente empleaban caracteres latinos para todas aquellas letras que son idénticas en apariencia en ambas lenguas, tales como, A, B, E, H, O, P, C, T, X, Y, y solo tenían tipos especiales para letras específicamente griegas. Jenson, en 1471, empleó un tipo griego tan noble como su tipo romano. El primer libro impreso enteramente en griego fue la obra de Constantine Lascaris EPOTHMATA, una gramática griega que se publico en Milán en 1476; y Milán siguió siendo durante un tiempo el principal centro de las ediciones en griego. Demetrius Chalcondylas de Creta, que había escrito (en latín) el prefacio al libro de Lascaris, preparó personalmente el texto del primer libro de Homero impreso en griego; dedicado a Lorenzo de Medicis, fue publicado en dos volúmenes in folio, en Florencia, en 1488-1489. Antes de esta fecha, Erhard Ratdolt ya había incluido todo un juego de letras griegas en su hoja muestrario de 1486. Yodos estos diseñadores primitivos intentaron desarrollar un tipo griego que conjugara con los latinos, y, por tanto, apuntaban a la producción de formas caligráficas que, en ambos casos, procedían a fin de cuentas de las letras de las inscripciones. El elegante y claro tipo Alcalá en que Arnao Guillén de Brocar imprimió en 1514 las partes griegas de la Biblia Poliglota del Cardenal Cisneros, constituye el logro mas señalado de esta escuela de diseñadores de tipos. Fue modelado según un manuscrito que el Papa León X había puesto a disposición del cardenal con este fin expreso.
Desgraciadamente, la predilección de Aldus por las letras cursivas –que había de hacer de el un adelantado en la impresión de textos latinos- le llevó a la ejecución de unos tipos que hacían virtualmente imposible la bella impresión de textos griegos. En lugar de adoptar o adaptar la caja griega cincelada por el impresor veneciano Giovanni Rosso, en 1492, Aldus escogió como modelo para su tipo griego la escritura informal y vulgar de sus amigos eruditos griegos contemporáneos, una caligrafía descuidada y fea, que las innumerables contracciones y ligaduras (única característica del griego aldino que mas tarde fue abandonada) hacían todavía mas ilegible, por esta misma razón carecía de la claridad, la disciplina y la impersonalidad que son el fiel contraste de todo tipo que aspire a una aplicación generalizada.
De las prensas de Aldus salieron las editiones principes de Museo, Teócrito, Hesíodo (1495), Aristóteles (1495-1498), Aristófanes (1498), Tucídides, Herodoto, Sófocles (1502), Plató (1513) y unas veinte mas que han mantenido viva la fama de Aldus entre los eruditos, sino también entre los tipógrafos.
El desdichado precedente sentado por Aldus se convirtió en característica permanente de la impresión en griego cuando Claude Garamond aceptó los principios de Aldus para los tipos que cinceló a petición del rey Francisco I de Francia. En cuanto al tipo griego de la Complutense, no encontró favor en ninguna parte, probablemente a causa de su tamaño, excesivo para las producciones comerciales económicas. Así el campo quedó libre para los grecs du roi de Garamond hasta que, muy recientemente, Robert Proctor, Victor Sholderer, Jan Van Krimpen, W.A. Dwiggins y Hermann Zapf produjeron juegos griegos iguales a los mejores latinos.
Los tres juegos de grecs du roi quedaron en propiedad de la corona, y tras algunas vicisitudes pasaron a la Imprimerie Nationale; pero las matrices eran puestas a disposición de los impresores con la condición de que los libros así impresos llevaran la nota “Typis regis”. Tipográficamente –es decir, “por la regularidad de tinaje, por la precisión del moldeado, y por la exactitud de alineación y justificación”- los grecs du roi constituyen un enorme adelanto por comparación con los tipos de Aldus, pero el elogio que les tributa Robert Proctor, como “el mejor tipo de esta clase, con mucho, que haya sido cincelado jamás” parece fuera de lugar. Porque también Garamond empleó como modelo la escritura griega contemporánea que, si en algo se diferenciaba de la empleada por el cincelador veneciano, era en que todavía contenía mas contracciones y ligaduras. El calígrafo que diseñó los tipos, Angelos Vergetios de Creta, recibió del rey el titulo de profesor.
Robert Estienne fue el primer impresor a quien se permitió hacer uso de los grecs du roi. Cuatro libros de Eusebio (1544-1546) y tres ediciones del Nuevo Testamento (1546-1550) propagaron las tres cajas de tipos, que fueron usadas conjuntamente en la edición de Apiano (1551), hecha por Estienne. Cosa curiosa, Estienne fue nombrado imprimeur & libraire ès lettres hebraiques & latines (1539), en tanto que el titulo de impresor real de griego fue otorgado, juntamente con su naturalización, a Conrad Neobar de Colonia. Tras la muerte de Neobar en 1540, Robert Estienne se designó a si mismo como typographus regus, sin posteriores títulos para ello.
Italia fue también el lugar de nacimiento de la tipografía hebrea. Es sumamente probable que eruditos, artesanos y financiaron judíos advirtieran inmediatamente las posibilidades intelectuales y comerciales del nuevo invento. Como sea que los impresores alemanes acudieron por docenas, por periodos de tiempo mas o menos largos, a las ciudades y villas italianas, los judíos, que se encontraban en toda la península, debieron tener numerosas oportunidades para verles trabajar de cerca.
Los primeros libros impresos con caracteres hebreos aparecieron a partir de 1475 en numerosos lugares. Abraham ben Garton, de Reggio di Calabria, y Meshullam de Pieve di Sacco fueron los proto-tipógrafos hebreos; en 1475 el primero imprimió un comentario sobre el Pentateuco, y el ultimo un código legal judío. Mantua, Ferrara, Bolonia y Soncino fueron los lugares de donde salieron sucesivamente nuevos libros en hebreo. Entre estas ciudades, la aldea de Soncino, cerca de Cremona, ha logrado fama especial gracias a la dinastía de impresores que tomó su apellido del nombre de la misma. La familia Soncino procedía originalmente de Alemania (Speier, en el Palatinado, o Fürth, cerca de Nuremberg). Israel (m. 1489) se dedico a la imprenta tras la quiebra de su negocio de banca. Su hijo Joshua instaló una imprenta en Nápoles pero murió muy pronto, en 1492. Su hijo menor, Gerson, había de convertirse en “el mas grande impresor judío que haya conocido el mundo”. Inquieto como la mayoría de los impresores antiguos, se trasladó sucesivamente a Brescia, Barco, Fano, Pesaro, Ortona, Rimini, pasó algún tiempo en Francia, y finalmente marchó a Turquía en 1527. allá imprimió en Constantinopla y eventualmente en Salónica, donde falleció en 1534. Los descendientes de Gerson siguieron imprimiendo en el imperio Otomano y se les cita por ultima vez en El Cairo, en 1562-1566.
Los Soncino llegaron a publicar unos 130 libros en caracteres hebreos. Además, Gerson imprimió también en lengua vernácula; para su edición de los poemas de Petrarca (1503) empleó tipos cincelados por Francesco Griffo de Venecia. Gerson fue desplazado de su negocio en Italia por la competencia de un impresor veneciano. Este, Daniel Bomber, comerciante cristiano de ascendencia alemana, obtuvo del Senado un privilegio para imprimir libros hebreos (1515-1549), y a fines del siglo XVI la impresión en lengua hebrea en Venecia seguía en manos cristianas.
“El mas prolífico cincelador de tipos hebreos” fue también un gentil. Guillaume Le Bé (1525-1598), un francés de Troyes, aprendió el oficio en la fundición de tipos de Robert Estienne. En 1545 marchó a Venecia y allá cinceló no menos de ocho juegos hebreos para dos impresores cristianos durante los cuatro años siguientes, además de tipos griegos y romanos. De vuelta a Francia, produjo mas juegos de tipos hebreos para Garamond y Plantin.
Posteriormente, la tipografía hebrea fue de mal en peor, con excepción de los juegos diseñados por Christopher van Dyck y los empleados por el impresor judío Joseph Athias de Ámsterdam (m.1691), quien compró conjuntamente los tipos de Van Dyck y Daniel Elzevir a la muerte de este ultimo (1680).
Solo muy recientemente la “Monotype Corporation” ha producido algunos tipos que se retrotraen a los modelos de Reggio y Soncino. En 1932, Hug Schonfield formuló una sugerencia interesante; un hebreo romanizado, una adaptación de los tipos Caslon y Bodoni, incluyendo vérsales, versalitas, caja baja y tipos de cursiva, que hasta entonces habían estado ausentes de la impresión en hebreo. Pero esta idea ha sido rechazada por los consejeros tipográficos de las imprentas que florecen actualmente en Israel. Sin embargo la “Jerusalen Type Foundry” está trabajando con éxito en el renacimiento de la tipografía hebrea; un tipo cincelado para esta fundición por Eric Gill en 1937, añade por primera vez serifs a las letras hebreas.

S. H. Steinberg