02 agosto, 2011

Que se ha de observar quando se frequenta una Bibliotheca.

Methodo Apodemico para la ilustre juventud.


XIII [...] Quando pues en el camino se os concediere la entrada de alguna Bibliotheca, pondréis atención lo primero en su disposición, y orden. Después correréis, guiándoos el Bibliothecario, aunque de passo no mas, las cosas mas memorables, y singulares. Pero con mas atención veréis los manuscritos, de los quales pediréis para vosotros un catalogo, de donde elegir los mejores, y estos les examinareis por su antigüedad, adorno, veracidad, y otras reglas, notando bien cada una destas cosas, por ser los manuscritos de no poca entidad en assumpto de las letras : pues por obra suya se nos ha derivado con cierto feliz conducto toda la humana, y divina sabiduría. Registrados estos libros de mano, passareis a las demás alhajas, monedas, antigüedades, lo perteneciente a piedras, y otras cosas mas raras, en las quales os detendréis según el merito del assumpto, y copiareis lo mejor con la buena licencia del Bibliothecario con limpieza, y cuidado en los apuntamientos. Passareis después a registrar con una poca mas de atención los libros, de quienes pediréis se os muestren de todos los mas raros, y dexareis en los cartapacio lo mas digno de notar. Pero ponga entre los primeros avisos, el que contraigáis una estrecha amistad con un varón erudito, que tenga la mas exacta noticia en materia de letras, y tener sabidos los arcanos de la Librería. Hallareis a la verdad algunos semejantes por fortuna a los Grifos, una cruel casta de fieras de la Scythia, que , testigo Mela : Aman con assombro los tesoros, y con assombro les guardan, y se buelven contra los que los tocan. Pero los verdaderos doctos, que tienen juntamente unida la piedad a la erudición, están muy apartados desta embidia; antes gustan, y reputan por gloria suya el poder servir a los otros con sus libros. Conviene pues en gran manera buscarlos, consultarles. Pero en este assumpto aprovechará muchísimo leer el tratado de Baudelot de Dervall de utilidad de los viages, impresso en Paris año 1686, en 12 con el titulo : Tratado de la utilidad de los viages, y de la ventaja que procura a los sabios la investigación de las antigüedades.

Legipont, Oliver.
Itinerario en que se contiene el modo de hacer con utilidad los Viages a Cortes Estrangeras. Con dos dissertaciones, la primera sobre el modo de ordenar, y componer una librería. La segunda sobre el modo de poner en orden un Archivo. Escrito todo en latín por el P. D. Oliver Legipont, de la Orden de San Benito, y traducido en español por el Dotor Joaquín Marin, Año 1759.
En Valencia, Año M.DCC.LIX. Por Benito Monfort, junto al Hospital de los Estudiantes.

01 agosto, 2011

Sobre el modo de ordenar, y componer una Librería. VII y fin.

13 Cosa llana me seria manifestar, que esto mismo se practico en otras partes, y en especial en los Monasterios en donde florecía el mayor fervor de la disciplina regular; en los quales ya se instruía con cuidado la estudiosa mocedad en las buenas artes, ya se ivan recogiendo de día en día libros de todos géneros, ya también havia muchos Antiquarios; a saber, copiadores de libros, ya por fin Escritores eruditissimos, que en ilustrar ante todo la Sagrada Escritura, manifestaron ser tan incansables, que parece ganaron la victoria a los otros. Esto no lo publicare yo sin vanidad, sino el muy justo, y no corrompido Juez por pasión de ninguna de las partes del R. P. Domingo Musancio, Theologo de la Compañía de Jesús, el qual en su Fax Chronologica, maravillado muchas veces de nuestros estudios, con ingenuidad confiessa: Que en mil años no se publicaran tan copiosos, y útiles libros, como se han publicado ya por la Orden de S. Benito; y por esto apenas se puede escrivir, y decir alguna cosa en esta nuestra edad, que no haya sido escrita abundantemente, o dicha por los nuestros. A cuyo fin quisiera que se entendiesse aquello que leemos en Salustio, que en rigor dice: Que Carthago no necesita de elogios, siendo ella el elogio de si misma. Ciertamente, que si la misma Theologia, tanto Positiva, como Escolástica, si las demás ciencias de todo genero tuvieran entendimiento, o lengua, o voz; unánimes, y muy agradecidas publicarían, que deven a la propagación Benedictina, o el nacimiento, y cuna, o el aumento, y esplendor, o la beneficiosa restauración, y reciénnacido vigor, que havian perdido.

14 A cada passo también veras ensalzados con grandes elogios los continuos trabajos de los mayores para eregir, y aumentar las Bibliothecas, los ojos vigilantes por todas tierras, los incansables estudios, que no quiero repetir aquí para enfado; pues aun lo hacen patente tantas celebres Bibliothecas, a saber, las de Lerins, la del Monasterio mayor cerca de Turs, de Monte Casino, de San German de Pratis, de Bobio, Luxevil, aquella de las dos Corweias, vieja, y nueva, la de San Remigio de Rems , la de Fuldaen Buchen, la de San Gal en los Cantones, de San Blas en la Selva Negra, la Lascense en la campaña de Treveris, la de Sponheimens antiguamente en los Cynonotos, la de Einsidle, la de Kempten, de San Emmeran en Ratisbona, de San Pedro de Salisburg, la Cremisanense, de Melck, y Gottwicense en Austria, la Brzenoviense de Santa Margarita en Bohemia, la del Monte de San Martín en Ungria y otras.

15 Conviene también la universal Republica de los Literatos, en que se debe mucho a los Monges de la Sagrada Familia de los Benedictinos, por havernos conservado hasta ahora con su continuo cuidado los volúmenes de los antiguos Escritores: Porque casi nada, dice Mabillon, o a lo menos quedaría muy poco salvo de la antigüedad, sea sagrada, o profana, sin la singular industria, y trabajo dellos. Y para salirme brevemente desto, la Abadía de Corweia, la nueva en Saxonia, fue la que nos conservo los cinco primeros libros de los Anales de Tácito, como atestigua Meibomio en el proemio a la tercera edición de Witichindo. Assimismo, quitada toda la esperanza de recobrarle mas, huvieramos perdido del todo el preciosissimo monumento de Lactancio sobre la muerte de los perseguidores, que poco tiempo ha fue sacado a luz por el diligente cuidado del eruditissimo Baluzio; si no se huviesse guardado entre las reliquias del Monasterio de Moyssach en Cahors. Assi también descubrimos nosotros ahora poco ha, en la Abadía Lacense en los Eufalos, la obra, perdida mucho tiempo, de las moralidades sobre Job, de Haderico discípulo de Gregorio Magno. Nadie ignora, que se conservan en nuestras Bibliothecas muchas semejantes alhajas de la venerable antigüedad, las quales ojala saquen a luz en algún tiempo sus doctissimos posseedores, que harían a la verdad una cosa muy agradable al orbe erudito, y la mayor conveniencia para su gloria. Pero de esto en su lugar, ahora es mi animo proseguir el hilo.


Legipont, Oliver.
Itinerario en que se contiene el modo de hacer con utilidad los Viages a Cortes Estrangeras. Con dos dissertaciones, la primera sobre el modo de ordenar, y componer una librería. La segunda sobre el modo de poner en orden un Archivo. Escrito todo en latín por el P. D. Oliver Legipont, de la Orden de San Benito, y traducido en español por el Dotor Joaquin Marin, Año 1759.
En Valencia, Año M.DCC.LIX. Por Benito Monfort, junto al Hospital de los Estudiantes.