26 diciembre, 2009

Fr. Vicente de la Concepción.


Nacido en Morella (Castellón) hacia 1690, es hijo de la comunidad de San Felipe de Carmelitas Descalzos de Valencia, ya que murió en ella el 16 de agosto de 1756, cuanto por haber favorecido esta Casa, enriqueciendo sobre todo su biblioteca con obras tan ponderadas entonces como “Los Bolandos”, “Fr. Liborio de Jesús”, “Resoluciones de la Sagrada Congregación”, “Cardenal Luca”, “Bulario Magno General”, etc. En cuanto a su vida, tomó el habito de Descalzo a los veinte años.
“En su vida privada no veían sino un constante amor al retiro, al estudio, a la oración y al puntual ajustamiento de nuestras obligaciones”
El General de la Orden R. P. Fr. Antonio de la Asunción, hijo de esta provincia de Aragón-Valencia le hizo su Secretario y decía de el: “Mi Secretario podía ser General mejor que yo”.
En 1734 su publicó en Madrid el “Ceremonial” para toda la Orden, y era voz común que dicha obra era hija del P. Fr. Vicente de la Concepción. Al terminar su Generalato el P. Fr. Antonio de la Asunción, el P. Vicente de la Concepción fue elegido Procurador General de la Congregación General de España en Roma, para donde partió en 1736. Benedicto XIV reconoció públicamente sus talentos.

En el Desierto de las Palmas edificó la magnifica ermita llamada del “Panteón”, dotándola de abundante librería, especialmente todas las Apologías de Nuestra Orden y sus privilegios y las que son honoríficas a Nuestra Reforma y a la vida eremítica.
(Historia Monástica de los Carmelitas Descalzos de la Provincia de Sta. Teresa; Ms. por el P. Manuel de S. Martín. Lib., 3º, c. 14, ns. 1-7)

Aurelio del Corazón de Jesús (O.C.D.)
Los Carmelitas Descalzos en Valencia : resumen histórico de la actuación de los Carmelitas Descalzos en Valencia desde su fundación en 1589 hasta 1900 / Aurelio del Corazón de Jesús (Rochera)
Valencia : Papelería Vila, 1966
97 p., [3] p. de làm. ; 25 cm

23 diciembre, 2009

Iluminadores. III

Crespi (Domingo), iluminador que residía en Valencia el año 1397. El P. Arqués Jover dice haber visto una copia de una escritura de recibo que otorgó, en 14 de Abril de dicho año, ante Gerardo de Ponte, notario valenciano, por la que confiesa que los Jurados del lugar de Quart acabaron de pagarle el precio y valor en que se había ajustado un salterio que había escrito y pintado para la iglesia de este pueblo.

Ceán Bermúdez, Juan Agustín (1749-1829)
Adiciones al diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España ... / de D. Juan Agustín Cean Bermúdez, compuestas por El Conde de la Viñaza
Madrid : Tipografía de los Huérfanos, 1889-1894
4 v. ; 15 cm
.

22 diciembre, 2009

Iluminadores. II

Verius (Antonio de), iluminador o miniaturista. Vivía vida contemplativa; pero en lo terrenal estaba al servicio del Rey D. Juan I de Aragón: el cual habla de dos historias admirablemente pintadas por el ermitaño Antonio, y le recomienda al Abad de Monserrat, en el siguiente documento, que se halla en el Archivo de la Corona de Aragón:
“Lo Rey
“Prior fen vos saver quell fel nostre frare Anthoni de Verius ermita, lo qual con entenia en les coses terrenal era scriva de la Cambra nostra, nos ha presentat II. Ystories pintades ço es les armes de nostre senyor Jhesu-Christ e la figura de la mort en II. Pots Poquetes de la qual cosa havem haut gran pler. Ens marevellam com ta be es entrat en aquest art car abans nou solia saber. E segons que appar es labor fort religios e contemplatiu a çells qui seguex en Deu per via dalta pobretat evangelical. E ans certificai que el es dels specials ermitans que pratiquen ab vos que sien de vostra muntanya Perqueus pregam affectuosament que, per honor de Deu e contemplacio nostra, al dit frare Anthoni e a companyons sens haiats per recomanats en lurs necessitats no nontrestant que el haie en devocio vostra honesta conversacio, e farets nos en gran servey de manera que conegna que les nostres pregaries li son estades favorables sins desigats servir ne complaure. Del regiment del vostre Monastir nos ha parlat el vos en dira lo bon voler que nos hi havem en mantenir ho Deu volent. Dada en Barchinona sots nostre segell secret a XXVI. Dies Dabril del any de la Nativitat de nostre Senyor MCCC.XCII
(Dominus Rex mandavit michi Bernardo de Jonquerio)

“Dirigitur al Religios e amat Conseller nostre frare Vicents de Ribes prior del Monastir de Munserrat."

Ceán Bermúdez, Juan Agustín (1749-1829)
Adiciones al diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España ... / de D. Juan Agustín Cean Bermúdez, compuestas por El Conde de la Viñaza
Madrid : Tipografía de los Huérfanos, 1889-1894
4 v. ; 15 cm.

21 diciembre, 2009

Iluminadores. I

Raimundo (Maestro), iluminador. Fue autor de una magnifica Biblia, compuesta de 4 tomos en folio, manuscrito del siglo XIII, rival del Gerona, si no le excede en la riqueza de sus miniaturas, en la originalidad de sus dibujos y animales fantásticos, y en la expresión de las fisonomías. Al 4º tomo, antes de las interpretaciones se lee: “Anno Domini MCCLXVIII. XIV Kalendas martii ego magister Raimundus, scriptor de burgo si (sancti) saturnini super Rodhanum, scripsi et perfeci istam bibliam de mando domini Peironis (Perot en catalán, Perico o Pedro en castellano) de Ayreis (Heras) vicen. Canonici suis propiis misionibus et expensis. Laudibus et donis est dignus et iste coronis. Qui fecit fieri precencia docmata cleri scriptor honorandus qui scripserit et venerandus aule divine societur vir sine fine tres digiti scribunt vis cetera membra quiescunt scribere qui nescit nullum putat esse laborem.- Consérvase en la catedral de Vich, con otros notables codices de los siglos XI y XII.-

Ceán Bermúdez, Juan Agustín (1749-1829)
Adiciones al diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España ... / de D. Juan Agustín Cean Bermúdez, compuestas por El Conde de la Viñaza
Madrid : Tipografía de los Huérfanos, 1889-1894
4 v. ; 15 cm.

16 diciembre, 2009

Con esta advertencia pido se lea....

AL LETOR


Hauiendo leido con cuidado este Poema, sin enbargo de tener algun conocimiento de la Lengua Valenciana Lemosina, por hauer trabaxado no poco en el estudio de los fueros escritos en ella, y otros papeles antiguos que huue de reboluer quando escribi los tomos “de Regimine”, reconoci la dificultad de percibir los concetos, que por sutiles, aunque estubieran en lengua vulgar, necessitauan de mucha especulacion. Conoci juntamente que es el libro vn tesoro inestimable por los documentos que disfraçados en lo burlesco de su conposicion contiene esta obra. Y por que mis hijos no carescan dellos, determine traducirle los ratos que hauia de enplear en divertirme de la tarea de mis ocupaciones.
Procuro seguir el metro del autor sin apartarme de sus sentencias, aunque para explicarlas muchas vezes he necessitado de añadir algunos versos, y otras de poner asonantes, por que los consonantes eran inposible en lengua castellana. Verdad sea que el Autor vsa repetidas vezes desta misma licencia. Tanbien dexo algunas locusiones en su natiua gramatica por no desquiciar los periodos. Creo que se ha logrado mi desvelo, por lo menos en que la sustancia quede facil de entender, que el igualar la obra es inposible, como acaeze en todas las traducciones. Tiene algunas cosas que en la candidez del tiempo en que escriuio pudieron tolerarse, mas oy no se permitieran inprimir: como quanto escrive de las Religiosas, cuio estado se deue tanto respetar; y lo que dize dellas se ha de entender ser ficcion poetica, como la fabula de la muger que sin fundamento de verdad escriue llego al Pontificado; pues como a tal el expurgatorio la extermino de los libros catolicos. Con esta advertencia pido se lea, sometiendome en todo a la censura de la Iglesia. Vale.


Roig, Jaume (m. 1478)
El Espejo de Jaime Roig : poema del siglo XV / traducido al castellano y precedido de una introducción al Libro del Arcipreste de Talavera y al Espejo de J. Roig por R. Miquel y Planas, seguido de una traducción inédita en verso de L. Matheu y Sanz (1665)
Barcelona : Orbis, 1936-1942
CXVI, 544 p. : il. ; 21 cm

10 diciembre, 2009

”Todo lo que se lee sirve alguna vez en la vida”.

Blasco Ibáñez, amigo de la lectura y de la música.-

Ya he dicho que Blasco Ibáñez es un gran lector y de toda clase de libros. ¿Se ofendería si, por lo que a el respecta, se definiera esta pasión como una especie de voluptuosidad enfermiza? De todos modos, la lectura se ha tornado para el una necesidad tal, que, cuando no escribe, se arroja sobre el primer volumen que encuentra y no lo abandona hasta llegar a la ultima pagina. Huésped mas intrépido en esto que en la practica de la vida, no se preocupa nunca del semblante austero y ceñudo del dueño de la casa, y cuanto mas avanzan los años, mas se confirma en su espíritu la inmortal verdad de este adagio que Littré, citado por Sainte-Beuve, parece haber atribuido por error a Virgilio: “Se cuenta que Virgilio, interrogado sobre las cosas que no causan desagrado ni saciedad, respondió que se cansaba uno de todo, excepto de comprender, praeter intelligere: ciertamente, el pensamiento es profundo y corresponde a un alma retraída y tranquila como la del poeta romano.”
En la época en que su calidad de agitador político atraía sobre el las iras gubernamentales, Blasco Ibáñez fue desterrado a una pequeña ciudad de España, antiguo obispado donde toda la vida intelectual se concentraba en el palacio del prelado. El proscrito comenzó por devorar cuantos libros pudo hallar en aquel pueblo. Cuando todo estuvo agotado, y como la situación de su fortuna no le permitiera las compras personales de volúmenes, cayó sobre la única materia restante: vidas de santos y tratados de teología, que conservaban religiosamente viejas devotas, quienes los tenían de canónigos difuntos, amigos suyos de antaño. Pero un día descubrió por milagro que iba de estas mujeres poseía en su morada una gran biblioteca de obras profanas. Era la viuda de un general de ingenieros. La excelente dama se persignó cuando oyó al joven rogarle que le autorizara para leerse, volumen por volumen, su librería: “¡Pero si son de cosas militares!”, alegaba, escandalizada. Fue inútil. Blasco se sobrepuso a la ignorante recelosa, y en el transcurso de seis meses se encarnizó con Montecuccoli, Jomini y análogos teorizantes del arte de la guerra, tanto antiguos como modernos, cuyos solos patronímicos le harían sonreír hoy, de tan extraños como en sus labios sonarían. Pero tiene el aforismo favorito de que ”todo lo se lee sirve alguna vez en la vida”. Y en verdad que aquellas lecturas militares le han servido una vez por lo menos. Fue en Francia, durante la Gran Guerra, visitando el frente. Estaba convidado a comer por varios de nuestros generales, y hallándose a su mesa, el azar de la conversación le llevó a mencionar las doctrinas con que se había familiarizado desde hacia exactamente veintiocho años. “¿Cómo diablo ha aprendido usted todo eso?”, le preguntó atónito, uno de los comensales, quien no podía comprender que un novelista supiera tanto como el acerca de un capitulo vedado no solo a un simple profano, sino incluso a quienquiera que no fuese un militar diplomado. Y Blasco contó entonces la historia de la biblioteca de la viuda del general de ingenieros.

Pitollet, Camille (1874- )
V. Blasco Ibáñez, sus novelas y la novela de su vida / Camilo Pitollet ; versión española de Tulio Moncada
Valencia : Prometeo, [1921]
307 p., [3] f. ; 19 cm

09 diciembre, 2009

Una lectora asombrada.

BREVIARIO

Una lectora asombrada.

Era gentil, vivaracha, lista. Se acercó un día a mi para preguntarme:
-¿Tiene usted obras de Alarcón?
-Varias.
-¿Me prestará usted alguna?...
Un momento de silencio, y esta respuesta mía, envuelta en un mohín especial:
-No presto nada.
Asombro entreverado de donosura.
Luego esta observación de la joven:
-Se trata de un libro.
-Precisamente.
-¡Si viera usted como me gusta leer!
-Eso la honra mucho. Pero....
-Siga, siga. ¿Que me iba a decir?
-¿No se enfadará usted?
-Palabra que no.
-Pues bien... ¿Le gusta ir al cine?
-Mucho. El otro día vi “Scaramouche”. ¿Conoce usted esa película?... Ahora han publicado la novela...
-Tengo esa novela.
-¿Resulta?
-No la he leído. A propósito: por ahí podemos entendernos. ¿Pidió usted entrada... “de gorra” para ir a ver “Scaramouche”?.
Adoptó cierto tono de dignidad para decirme:
-No señor.
-Pues, según parece, no tendría usted inconveniente en pedirme prestada la novela.
Casi se mordió los labios. La frase se diluyó, por así decirlo, en una mirada expresivísima.
Yo proseguí, escudándome:
-Hemos quedado en que no se en[...]
[...] La afición a la lectura no hace mas que favorecer a la industria del libro.
-Como la afición a vestir bien no hace mas que favorecer a la industria del vestido.
-¡Que herejía!... ¡Que lo diga eso un escritor!...
-Justamente, lo dice un escritor el que sabe de sobra que existe la industria del libro.
-El libro es pan espiritual.
-Pan que amasa el obrero de la pluma, condenado a vivir, a ir o enviar por pan a la tahona, ese otro pan que no es espiritual, y a pagarlo a veces hasta con usura.
-Comprendo.
-No, no me comprende usted del todo. Tiene usted razón en parte. Pero yo la tengo también. El libro, el pan para el espíritu, es en esencia cosa que debiera prodigarse. Primero por su propia condición. Segundo en interés mismo de la cultura. No es una mercancía, no es un objeto de comercio... espiritualmente. Materialmente, si. El que lo edita, el que lo imprime, el que lo encuaderna, se lucran. ¿Será justo ni piadoso que no se lucre el que lo crea, el que lo escribe?
Gesto de sorpresa y esta pregunta exclamación:
-¡Ah!... Pero... ¿es que el autor no cobra?...
-Mire usted: suele cobrar... aleatoriamente.
-Los grandes autores...
-Sobre eso de “grandes”, en el sentido que podríamos llamar económico, que es el que debatimos usted y yo, habría mucho que decir. así y todo, si cunde la costumbre de leer de prestado, la extensión del negocio editorial habrá de limitarse forzosamente. ¿No le parece a usted?
-Si, en efecto.
-Libro que usted haya leído, libro que no compra. ¿Cual otra cosa de utilidad o necesidad hallaremos que, para llenar el objeto, no tengamos que comprarla?
-Ya quedamos en que el libro es un objeto de índole espiritual, alimento del alma, nutriz de la inteligencia, aunque sea profano.
-Bien, quedamos en eso. ¿Por ventura no cuestan dinero los libros piadosos?...
-¡Por Dios!...
-¿Va usted a pedir que le digan unas misas gratis?
-¡Jesús!...
-No es esto herético, pues es verídico. Yo no censuro, comparo, en lo que tienen de comparable una cosa y otra. Por lo demás, a mi me gusta que se extiendan mucho la fe y la cultura...
-No volveré a pedirle ningún libro, se lo prometo.
- En verdad no tendrá usted que pedírmelo, porque le prestaré de buen grado los que sean.
-¿Puedo entonces contar con “El escándalo” de Alarcón.
-Cuente con “El escándalo”. Mas yo he contar con ...el sigilo. No le diga a nadie que soy su “prestamista”.

Sebastián GOMILA

El Mercantil Valenciano. Diario político independiente, literario, comercial y de anuncios.
10 de Julio de 1929

07 diciembre, 2009

D. Andrés Rey de Artieda.

EL CAPITÁN ANDRÉS REY DE ARTIEDA.
NOTICIA BIOGRÁFICA POR FRANCISCO MARTÍ GRAJALES.

Tan celebrado ingenio nació en Valencia en 1549, su padre Juan Artieda era natural de Tauste, reino de Aragón, era notario y vino a vivir a Valencia en 1543. El 28 de enero de 1548 se avecindó en dicha ciudad, donde había contraído matrimonio con Ángela de Alfona. En 1553 tenia su casa en la calle de la Moreria.
Rey de Artieda el día 22 de octubre de 1563 recibió el titulo de bachiller en artes en nuestra Universidad literaria. En octubre de 1565 paso a estudiar leyes en la de Lérida, aprobando varios cursos, desde donde se traslado a Tolosa par continuar durante un año el estudio del derecho. Consiguió el grado de bachiller el 6 de octubre de 1574, y once años mas tarde ya ostentaba el titulo de Doctor en cascun dret.
Dice Ximeno (Escritores del Reyno de Valencia. Tomo I. Pág. 262) que “empezó a exercitar la Abogacía; pero viendo que no se podía mantener en esta ocupación sin defender pleytos con poca, y tal vez sin ninguna justicia, resolvió hermanar las letras con las armas; y lo consiguió tan felizmente, que fue Filósofo agudo, Jurisconsulto perito, y tan docto en las Mathematicas, que llegó a regentar la Cathedra de Astrología en la Universidad de Barcelona.”
Perteneció al ejercito durante los reinados de Felipe II y Felipe III, llegando a obtener el nombramiento de Capitán de infantería, sirviendo en el durante cuarenta y siete años.
En las épocas que le dejaba libre el ejercito, seguía cultivando la poesía.
En 1581, publico su tragedia “Los Amantes” única que se conserva de las que compuso.
En 1585, con motivo de la venida de Felipe II y sus hijos, el Consejo de Valencia le encargó varias poesías dedicadas a tan egregias personas, para colocarlas en distintos puntos de las ciudad. Concediéronsele por este concepto el 24 de diciembre de dicho año, cinco libras y doce sueldos. El 17 de enero de 1586, el Consejo acordó que se le entregaran catorce libras, siete sueldos y seis dineros a cumplimiento de doscientos reales castellanos por todas las composiciones poéticas que hizo para el día de la entrada de S. M. y AA.. Ese mismo día se le dieron a Pedro Patricio Mey doce libras por la impresión de dichas obras.
Estuvo casado con Catalina de Monave, y tuvo cinco hijos Miguel, Andrés, Teodora, Andrea y Marcos, este ultimo profesó con el nombre de fray Jacinto en el instituto de Santo Domingo, siendo Predicador además de autor de obras en diferentes Certámenes, y Academias Poéticas.
Solamente sobrevivieron a su padre Fray Jacinto y Andrea, a esta ultima le concedió Felipe III una pensión vitalicia de sesenta libras anuales pagadas por la Bailía general de Valencia, en premio a los relevantes servicios de su padre.
Rey de Artieda perteneció también a la Academia de los Nocturnos, con el nombre de Centinela, interviniendo por primera vez en la sesión del 13 de enero de 1593.
Se trasladó a Zaragoza, y a principios del siglo XVII, en 1605 imprimió un tomo de poesías bajo el titulo de “Discursos, epístolas y epigramas de Artemidoro”.
Estando en esta población fue agraciado por el rey con una pensión de veinte y cinco escudos mensuales con obligación de servir a las ordenes del lugarteniente y Capitán general del Reino de Aragón, aunque por real privilegio se le autorizó a cobrar esta asignación en la Bailía de Valencia.
Murió el 16 de noviembre de 1613 y fue sepultado al día siguiente en la Iglesia parroquial de San Esteban delante del pilar del altar de Nuestra Señora del Rosario y junto a la de las Almas.

Miguel de Cervantes, en el Canto de Caliope, incluido en el libro sexto de La Galatea, le dedica la siguiente octava:

“Si tuviera, qual tiene la fortuna,
la dulce Poesía varia rueda,
ligera y mas movible que la luna,
que ni estuvo, ni esta, ni estará queda,
en ella, sin hacer mudanza alguna,
pusiera solo a Micer Artieda,
y el mas alto lugar siempre ocupara,
por ciencias, por ingenio y virtud rara.”




Rey de Artieda, Andrés
Los amantes / tragedia original de Andrés Rey de Artieda ; precedida de una noticia biográfica, bibliográfica del autor por Francisco Marti Grajales ; publicalas nuevamente Francisco Carreras y Vallo
Valencia : Manuel Pau, 1908
XLIV, 80 p. ; 20 cm

04 diciembre, 2009

DON QUIJOTE Y LOS LIBROS DE CABALLERÍA




En los albores del siglo XVI los libros que principalmente se leían eran los de caballería, y todos ellos tenían por tema los caballeros aventureros, cuyos hechos eran tan solo una reacción contra la anarquía feudal de la Edad Media.
Fijando nuestra atención en aquella edad en que la inocencia y la debilidad, privadas de la protección del soberano, no podían recibir otra cosa que la de los particulares, presenta una halagüeña figura la persona que, impelida por su generosidad, se consagra al socorro de los oprimidos. Tal es el fundamento del interés con que eran leídos los libros de caballería, fundamento sólido porque se funda en sentimientos virtuosos.
Si el éxito corona los esfuerzos del caballero, si vence, si destruye a los malandrines que infestan los caminos, a los grandes que tiranizan desde las fortalezas, a los gigantes que hacen peligrosos los campos, a los vestigios que atemorizan en las cavernas; si liberta de deshonor a doncellas, del injusto suplicio al inocente, al cautivo de las cadenas; si castiga a los usurpadores, restituyendo a su trono príncipes y princesas injustamente despojadas de el; si llena el orbe con la fama de sus proezas, si el caballero esta dotado de valor y fortuna, de celo por la justicia, generosidad, desinterés, sensibilidad y ternura de corazón, lealtad a su dama, amor a la gloria, desprecio a la muerte; si es robusto, gallardo y bello de cuerpo, este tipo será el ideal de estas sociedades. Tal fue la caballería en sus primeros tiempos. Pero todo degenera. Quizá desde antes de la Cruzadas, con la mascara de la caballería, salieran al campo seres que no podían, como en otros tiempos, ejercer su bandidaje.
En España entraron tarde los libros de caballería, pero quizá por la caballeresca cruzada de la reconquista se arraigaron mas, perjudicando mucho al genero novelesco, pues en lugar de pintar tan solo lo verosímil, describían lanzadas y mas lanzadas, cuchilladas y mas cuchilladas, fastidiosas relaciones de torneos, batallas, justas y aventuras, hasta la saciedad repetidas, errores groseros de la geografía, de la historia, de las costumbres, golpes desaforados, hazañas increíbles; al mismo tiempo, ternura y ferocidad, dureza y molicie, moralidad y superstición, y echando mano a lo portentoso, presentaban encantamientos, guerra de nigromantes, etc. En el vulgo, empero, se leían con afición estos libros, y de ellos se tomaban ideas y conceptos.
Los libros que por entonces hicieron furor, fueron: El Amadís de Gaula, por Ordóñez de Montalvo; el Amadís de Grecia, publicado en Lisboa en 1556; el Bernaldo del Carpio, escrito por Agustín Alonso en Toledo, año 1585; Palmerin de Oliva, publicado en Toledo en 1580; Palmerin de Inglaterra, del que es fama le compuso un discreto rey de Portugal; el Belianis de Grecia, por Jerónimo Fernández en 1547; Tirante el Blanco, publicado por Juan Martorell (Valencia 1490); D. Olivante de Laura, escrito por Antonio de Torquemada, Barcelona, 1564; Florismarte de Hircania, por Melchor de Ortega (Valladolid 1556); Orlando el Furioso, por Lodovico Ariosto; el Caballero Platir, y otros muchos de que da cuenta Cervantes en su gracioso escrutinio de la librería de D. Quijote.
Estos libros fueron causa de muchos adulterios, de competencia de mozuelos, obedeciendo ciegamente a caprichos femeninos, de atroces venganzas, de pequeñas injurias, desprecio del orden social, máximas violentas, lubricas escenas, etcétera y los libros estos llegaron a ser tan perjudiciales a las costumbres como al buen gusto.
Declamaron contra ellos el valenciano Juan Luis Vives, el P. Gracian y otros. Carlos V en 1543 no los consintió en las Indias, pero el que en ojo ajeno veía la paja se deleitaba leyendo uno de los novelones mas disparatados, el D. Belianis de Grecia.
Nada, absolutamente nada, se consiguió con tales censuras, pues no solo pueblo, sino nobleza y clero siguió escribiendo libros de caballería, hasta que salio a luz la Obra del inmortal Cervantes.
En ella pintó en D. Quijote lo ridículo del caballero andante y en Sancho lo de los que apreciaban y daban valor a los absurdos caballerescos. Presentó a uno y a otro en varias situaciones, en que siendo el objeto de la burla y la risa de los lectores la refleja sobre los paladines aventureros y los apreciadores de sus historias.
Los caracteres de las personas subalternas de la fabula, están tratados magistralmente, pero sin que lleguen a hacer olvidar lo que pudo tener de benéfico, generoso y recomendable la institución primitiva de la caballería, viendo solo en sus impertinentes exageraciones de amor y de valentía, lo repugnante e inconveniente de su ejercicio y su incompatibilidad con la civilización y el orden.
Cervantes intentó acabar con los desaforados desatinos de los libros de caballería, lo absurdo de sus transformaciones y milagros, la fealdad de sus errores históricos, geográficos y cronológicos y la repetición de aventuras y torneos; lo que consiguió cumplidamente como prueba el que después de D. Quijote no haya vuelto a publicarse ningún nuevo libro de caballería.
Nuestro lenguaje tan fácil para la mofa, el desprecio o el insulto, carece de palabras enérgicas que expresen nuestra admiración por las obras del Genio, con la misma intensidad que emociona nuestro espíritu al contemplar lo bien encarnada que se halla la vida humana con todas sus grandezas y defectos en el asendereado caballero.
Mezclad la risa con el llanto; animad el barro quebradizo con el fuego de un ideal; colocad todas las ridiculeces y desencantos de la vida practica junto a los pensamientos mas humanitarios y elevados y tendréis a D. Quijote.
Cervantes, el obscuro soldado de Lepanto, mas versado en desdichas que en versos, puso en su inmortal obra, toda la experiencia de un mundo que siempre le había pagado con ingratitudes; por eso la lectura del Hidalgo de la Mancha es sublime, épica y profundamente humana.
Inútil tarea buscar interpretaciones ni simbolismos en una obra que resplandece con la claridad de un sol; de seguro que Cervantes no pudo ni aun suponer, al engendrar su hijo predilecto, la huella eterna que este, obscureciendo sus otros trabajos, había que dejar en la literatura patria y en la literatura universal.

José Pérez de Tudela y Monserrat.
Alumno de 5º curso.

Fiesta literaria celebrada por el Instituto General y Técnico de Valencia : para conmemorar el III Centenario de la publicación del libro inmortal El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha : [8 de mayo de 1905] : Discursos, disertaciones y poesías
Valencia : Imp. de Manuel Alufre, 1905
237 p., [I] f. ; il. ; 22 cm

03 diciembre, 2009

Vocabulario de ocupaciones IV.


ARCHIVERO – ARCHIVISTA:
El que tiene a su cargo un archivo y sirve como técnico en el. Ejerce funciones de conservador de los archivos públicos y de los documentos históricos guardados en los archivos: examina y valora los archivos y documentos según su trascendencia histórica y su valor permanente, y recomienda que se desechen los documentos sin importancia: analiza y redacta breves descripciones del contenido de los archivos y documentos; prepara índices, guía bibliográficas y copias en microfilms de los documentos, para facilitar el sistema de fichero; protege y conserva los archivos históricos; asesora a las dependencias del gobierno o a particulares que realizan investigaciones, proporcionándoles determinados documentos e informaciones y señalando los demás lugares donde pueden obtener obras de consulta.

Vocabulario de ocupaciones.Ministerio de Trabajo.
Dirección general de empleo.Madrid;
Publicaciones Españolas;1963

02 diciembre, 2009

Vocabulario de ocupaciones III.


IMPRESOR EN GENERAL:

Artífice que imprime.// Dueño de una imprenta.// El que señala en papel u otra materia las letras u otros caracteres de las formas, apretándolas en la prensa. Realiza todas o algunas de las tareas relacionadas con el manejo de maquinas tipográficas, generalmente en pequeños establecimientos; compone a mano, saca pruebas, descubre las erratas y hace las modificaciones necesarias; dispone las formas para elaborar paginas para la impresión; dispone las paginas de tipos en una forma determinada y las coloca en ramas; ajusta y maneja una prensa plana para imprimir el numero necesario de ejemplares.

Vocabulario de ocupaciones.Ministerio de Trabajo. Dirección general de empleo.Madrid;
Publicaciones Españolas;1963

01 diciembre, 2009

También había que ir a Perpiñán...

El Corresponsal literario del Mediodía, o indicación de los libros nuevos, mapas, laminas, composiciones de música que se van publicando en Francia, acompañada de una breve análisis de cada una de estas obras que sea de alguna importancia, sacada de los Diarios mas estimados; con una noticia de los descubrimientos e invenciones útiles, de las qüestiones propuestas en las Academias y otras Sociedades sabias; en una palabra de todo quanto puede interesar a los amigos de las ciencias y artes.
El solo titulo de este Periódico explica bastante su objeto y su utilidad. La Francia, en todos tiempos rica en producciones literarias, va a serlo hoy mas que nunca, baxo el influxo del genio que los gobierna. Los fomentos, los honores, las distinciones dispensadas a los sabios de todas clases, nos prometen un siglo no menos brillante que los de Augusto y de Luis XIV.
Hacer una exposición periódica de las tareas de nuestros escritores, presentar a los amigos a los amigos de la ciencia y letras la lista de las muchas obras que concurren a la mayor perfección de los conocimientos humanos; señalando a los sabios mayormente a los extrangeros, los libros que pueden ayudarlos en sus investigaciones; esto es, sin contradicción, una empresa cuya utilidad no se puede poner en duda. La nación española particularmente nos agradecerá el aproximar así de ella estas caudalosas fuentes de instrucción.
De poco serviría anunciar las obras, si no se proporcionaran medios prontos y económicos de procurárselas; por esto, el despacho de este Diario será el intermedio para hacer la adquisición de los libros nuevos y otros qualesquiera. Puestos en Perpiñán, se darán al precio exacto de Paris, a no ser que se pidan por correo, en cuyo caso habrá un aumento que ira indicando en seguida de cada articulo.
Este papel empezará en Enero de 1808. Se compondrá de 16 paginas en 8º, y saldrá a fines de cada mes. Los 12 números terminados con una tabla de las materias, formarán un tomo precioso. El abono habrá de empezar y concluir siempre con el año, condición poco honerosa respecto a la medicidad del precio.
El precio de la subscripcion es de 27 reales de vellón en Perpiñán.
Para comodidad de los Españoles, habrá en Barcelona un despacho de este Diario, donde se subscribirá por 36 reales de vellón.
La subscripcion se hace en Perpiñán en la Librería de J. Alzine, Director del Corresponsal Literario del Mediodía; y en Barcelona la recibirá D. Antonio Puigarri, en su habitación en casa del Dr. D. Joseph Puigarri, calle de la Puerta Ferrisa.
N.B. Este Periódico se publicará en francés.

Diario de Valencia del domingo 3 de Enero de 1808.
Num. 3