Libros prohibidos.- La urgente obligación que todo hombre tiene de evitar el pecado, viene a prohibirle, naturalmente, leer todo aquello que le ponga en grave trance de pecar; así como la obligación grave que tiene de conservar la salud, le prohíbe ingerir cualquier sustancia que le pueda poner en peligro de muerte, por muy agradable que aquella sea.
De esta prohibición grave nadie nos puede dispensar, ya que nadie nos puede dispensar de cumplir todos los mandamientos de la Ley de Dios, nadie nos puede permitir pecar. Por el contrario, estamos obligados a abrazarnos con cualquier genero de sacrificios, incluso con la misma muerte, antes de ofender a Dios; ¡cuanto mas a sacrificar una lectura!
Pero además de esta prohibición de ley natural, hay otros que dimana del poder que tiene la Iglesia, recibido de Dios, para dirigir eficazmente a sus hijos a la vida eterna, apartando de ellos cuanto juzgue ser grave inconveniente a este fin.
Uno de estos graves inconvenientes en orden a nuestra salvación, lo presentan las malas lecturas, las cuales obran en nuestros espíritus a manera de oculto veneno, que excita sus pasiones de soberbia y lujuria, ahoga sus aspiraciones mas nobles, enturbia su criterio sobre la vida y, en plena confusión de ideas, le dispone a su ruina moral.
En esta prohibición de libros, la Iglesia procede de dos manera: primeramente, da normas generales para que el católico pueda apreciar por si mismo si un libro cae dentro de su prohibición o no.
Según estas normas, están prohibidos todos los libros que defiendan las herejías y ataquen de propósito los fundamentos mismos de la Religión y moral católica; y esto no de paso y brevemente, sino con argumentos y razones.
Están también prohibidos los libros escritos en favor de la masonería y sociedades secretas, del espiritismo, magias, sortilegios, etc.; los libros que detenidamente tratan temas gravemente inmorales y enseñan torpezas...; en una palabra, los que entran dentro de lo que llamamos “pornografía”.
Aparte de estas, hay además otras normas que, por ser de menor interés para nosotros, no las consigno aquí. Véanse en cualquier libro que trate expresamente estos puntos de moral, por ejemplo, en los Puntos del Catecismo, del P. Vilariño, o en el Texto de Religión, del mismo Padre.
En segundo lugar, aparte de estas normas generales que se nos dan para distinguir los libros prohibidos, la Iglesia juzga concretamente conforme a ellas algunas obras mas perniciosas , y las delata a todos los católicos como indignas y gravemente pecaminosas. Y para precavernos a todos contra el peligro de su lectura, las incluye nominalmente en lo que se llama Índice de libros prohibidos, que viene a ser un catalogo de obras expresamente vedadas a los fieles, porque su lectura representa un peligro general.
Por tanto, quien leyere uno de estos libros totalmente, o en su mayor parte, o aquellos pasajes por los cuales el libro se prohibió, comete un grave pecado; y esto aunque a el, por razones de circunstancias especiales de educación, preparación religiosa, etc., no le hicieran daño. Aunque así fuera, pecaría, por haber desobedecido una ley u orden grave de la Iglesia.
Igualmente que la lectura de estos libros contenidos en el Índice, nos esta prohibido el comprarlos, retenerlos, venderlos o traducirlos a otras lenguas.
Hay casos en que las obras se prohíben bajo penas especiales de excomunión, etc.; entonces, claro está, la violación de la ley nos hace incurrir en estas gravísimas sanciones.
En casos particulares, la Iglesia dispensa de esta ley general y concede licencia para leer libros prohibidos, siempre que se guarde la debida prudencia y no constituyan una grave ocasión de pecar para aquellas personas a quienes se concede.
Las razones de esta dispensa están fundadas en la necesidad que tiene de conocer esas obras quien debe refutarlas, defender públicamente la Religión por razón de su cargo, etc., etc.
Moreno, Alfonso María
A los jóvenes : temas de hoy : (para círculos de estudios) / por Alfonso Mª Moreno, S.J.
[Burgos] : Ediciones Castilla, [1939?]
248 p. ; 24 cm