
Solo una obra importante cabe atribuir sin duda al taller de Gutemberg: la Biblia de 42 líneas, que fue compuesta desde 1452 y publicada antes de agosto de 1456. por otra parte, no cabe duda de que Peter Schöffer superó a Gutemberg tanto como tipógrafo como en calidad de impresor: la calidad de sus obras le exculpa un tanto de los métodos equívocos con que quiso cosechar donde no había sembrado.
Quizás lo que mas derecho a la fama otorga a Gutemberg es el hecho de que, tras la primera etapa experimental de la cual nada sabemos, alcanzó un grado de eficiencia técnica que, materialmente, no fue superada hasta principios del siglo XIX.
Durante mas de tres siglos, en principio, el punch cutting, el matrizado, el moldeado de tipos, la composición y la impresión siguieron en el mismo estado que en tiempos de Gutemberg. Algunos adelantos técnicos de la prensa, obra de Leonardo da Vinci, se quedaron en el estadio de la mesa de dibujo y jamás fueron puestos en practica. El único adelanto de cierta importancia fue realizado, cerca de 1620, por el holandés Willem Janszoo Blaeu, quien amplio la eficacia y el área de impresión de la prensa de rosca y palanca; pero ningún oficial de los talleres de Gutemberg o de Schöffer hubiese encontrado la menor dificultad en hacer funcionar la prensa de Blaeu ,que, además nunca llego a ser muy conocida. Hasta fines del siglo XVIII la prensa original de Gutemberg seguía siendo considerada como la prensa “corriente”.